viernes, 1 de junio de 2012

Una técnica de rehabilitación se muestra efectiva para recuperar la movilidad tras un infarto cerebral

MADRID.- Recuperarse de un ictus podría ser un poco más fácil. Un estudio norteamericano publicado en la revista 'JAMA' demuestra los beneficios de una técnica de rehabilitación para recuperar la movilidad en extremidades dañadas a causa de un accidente cardiovascular. Consiste, básicamente, en forzar el uso del brazo y la mano dañados y realizar una serie de ejercicios pautados y repetitivos.
Sobrevivir a un ictus o infarto cerebral supone, en muchas ocasiones, convivir con sus secuelas. La más común es la paralización o la pérdida de movimiento en la mitad superior del cuerpo, especialmente en una de sus extremidades, lo que supone una pérdida considerable en la calidad de vida.
La recuperación de la capacidad perdida tras un accidente cerebrovascular es, precisamente, el objetivo de esta terapia conocida como 'Constrait-induced movement therapy' (CIMT).
Para llevar a cabo esta terapia, que dura 15 días, el paciente ha de colocarse un guante especial en el brazo sano durante prácticamente todo el día. Este guante limita casi por completo la capacidad de esta extremidad, por lo que el paciente se ve obligado a usar el brazo dañado por el ictus en sus actividades diarias.
Además, el paciente también tiene que llevar a cabo una serie de ejercicios pautados de forma repetitiva (por ejemplo girar una llave en una cerradura o levantar un lápiz) con el objetivo de mejorar la movilidad y capacidad de su brazo, dedos y muñecas. Después de completar cada sesión de tratamiento, los pacientes también deben repetir dos o tres de las tareas aprendidas en casa.
Para comprobar los beneficios de la terapia CIMT, se llevó a cabo el estudio EXCITE que, durante dos años, evaluó las evoluciones de dos grupos de afectados por un ictus; uno de ellos siguió la terapia y el otro recibió un tratamiento normal. Todos ellos habían padecido el accidente cerebrovascular entre los tres y los nueve meses anteriores y tenían la movilidad de una parte de su cuerpo limitada.
Su evolución fue medida a través de dos herramientas: el Wolf Motor Function Test, una medida que mide la calidad y la habilidad de los movimientos; y el Motor Activity Log, un instrumento que sirve para evaluar la correcta realización de las distintas actividades que tenían que realizar los pacientes.
Las conclusiones demostraban resultados mejores y más duraderos en el grupo que se sometió a la terapia. Así, estos pacientes consiguieron realizar un 65% más de tareas y en un tiempo 34 veces menor. Además, los investigadores también constataron que la recuperación se mantenía un año después de la realización de las dos semanas de terapia.
Descubrir los mecanismos de recuperación neuronal es el principal objetivo a conseguir tras este estudio, según manifiestan sus propios autores. "Nuestros descubrimientos sugieren que próximas investigaciones sobre los cambios en el sistema nervioso central que acompañan los progresos motores observados están garantizadas", comentan los investigadores.
En un editorial, la revista 'JAMA' coincide con la opinión de los autores y destaca la importancia de los resultados de este estudio. Según señala, este trabajo es muy importante "para todos los supervivientes que esperan recobrar las capacidades perdidas tras un ictus", ya que sugiere que la posibilidad de recuperarse de un ictus es mucho más factible de lo que se pensaba.
Este editorial también remarca que los resultados de este trabajo son el primer paso para avanzar en el estudio de los mecanismos biológicos que están implicados en la recuperación y rehabilitación de las zonas paralizadas por el ictus.
Para seguir avanzando en este tema, los autores de este artículo reclaman posteriores investigaciones.